
Hoy despedimos con alegría a una nueva generación de jóvenes formados en valores, fe y servicio.
Con sus togas azules, medallas en alto y corazones llenos de gratitud, los graduandos nos recuerdan que formar buenos cristianos y honrados ciudadanos es sembrar esperanza en el futuro.
Felicidades a cada estudiante, familia y docente que hizo posible este hermoso logro.
Que cada imagen sea testimonio de fe, esfuerzo y vocación.